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Crónicas de una maestra

15 junio 2008

El texto que reproduzco es de Mª Ángeles de la Torre y está sacado del blog Crisis Educativa.

No lo copiaría entero si no me diera pena perderlo de vista. De todos modos, sugiero reviséis los comentarios que se han hecho en torno a este texto en el propio blog

En el año 89 del pasado siglo, llegué como maestra a un pueblo de Guadalajara.

Por aquel entonces, no teníamos en las escuelas psicopedagogos, ni orientadores ni asesores, ni currículos, ni demás leches en vinagre. Todos éramos Maestros con mayúscula y ejercíamos nuestra profesión con entusiasmo y seriedad.

Había un alumno, al que Dios no le había dado muchas luces: Manolillo, al que todos los maestros queríamos y ayudábamos.

Manolillo tenía 13 años y estaba en plena revolución hormonal. Le tiraba los tejos a una compañera joven y de buen ver con lindezas del estilo “te voy a follar”. Nadie se escandalizaba ni ponía denuncias. Todos entendíamos que Manolillo era así porque tenía pocas luces y que en ningún momento corríamos peligro con él y no le dábamos más vueltas al tema.

El padre de Manolillo era pastor y él quería ser pastor como su padre. Cuando me tocó a mí enseñarle la suma y la resta entrábamos en un debate que para qué las prisas:

– “A ver Manolillo, si tienes 7 ovejas y tu padre compra 5. ¿Cuántas ovejas tienes?”

– “Pues más”.

– “¿Cuántas más?”

– “Pues más.”

Así, una y otra vez, hasta que llegaba la hora de cambiar de actividad. Con la suma no había mayores problemas. Manolillo sabía que era una cuestión de añadir y se tenía más, pero ¡Ay! con la resta:

– “Si tienes 6 ovejas y vendes 3 ¿Cuántas te quedan?”

– “Yo no vendo las ovejas” – decía Manolillo con energía.

– “Bueno, pues no las vendas ¿Y si te las roban?”

– “A mi no me roba nadie las ovejas porque le pego una hoooostia que le mato.”

– “¿Y si vienen por las ovejas de noche y tú no estás allí?”

– “Pues cojo una escopeta, busco a los que las han robao y los mato.”

No había manera de que Manolillo se quedara sin menos ovejas. No sé que habrá sido de él, pero seguro que estará de pastor tan feliz y contento.
Si esta situación se hubiese dado en la escuela actual, Manolillo estaría considerado el enemigo público número uno, pasto de psicólogos, pedagogos, terapeutas… Seguiría sin luces y además loco.

También teníamos en la escuela alumnos cuyos padres pertenecían a la secta de los Hare Krishna, vivíendo en una finca cerca del pueblo. Estos niños tenían unos nombres tan normales como Devarananda y Okulalanda. Los maestros los tratábamos exactamente igual que a los otros niños y nos aprendíamos sus nombres sin necesidad de hacer ningún cursillo de reciclaje. Convivíamos pacíficamente con sus padres y en varias ocasiones nos fuimos a su finca a tomar pastelillos de coco con ellos.

Pero lo mejor de aquel pueblo era que tenía, en la recién inaugurada biblioteca, una bibliotecaria enana de tamaño, pero grande de corazón y con un cerebro privilegiado.
No sé muy bien cómo se las arreglaba esta bibliotecaria para conseguir y traernos a la escuela autores de literatura infantil y juvenil para que platicaran con los niños, además de surtirnos con todos los libros de literatura y de conocimientos que necesitábamos. Colaboraba en la escuela, con el agradecimiento de todos nosotros, sin necesidad de hacer ningún proyecto, plan, memoria ni evaluación, por lo que nos quedaba tiempo para leer y preparar las clases.

Había también una compañera, a la que le gustaba preparar obras de teatro con los niños y representarlas para todo el pueblo. Esto suponía que, fuera del horario lectivo, nos quedábamos a ensayar y preparar el vestuario y los decorados.

Los padres no participaban mucho en la escuela, esa es la verdad, pero nos querían, nos respetaban y confiaban en nosotros.

Tampoco sé si trabajábamos “la interculturalidad, la integración, la inclusión y la cohesión social”, pero vivíamos en armonía, trabajábamos a gusto y éramos una auténtica Comunidad Educativa.

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  1. txoni
    15 junio 2008 a las 8:35 am

    Pues la verdad serían «otros tiempos», de otros mundos más justos porque yo creo que no esta de más reciclarse y aprender derechos humanos que los profesores también han cometido abusos y en mayor medida antes que tenían más poder y gozaban de más confianza por parte de los padres; aunque considero que los padres deben apoyar el trabajo del profesor y colaborar con el ese esta obligado a «reciclarse» y actualizar sus conocimientos y los muchos estudios y respuestas educativas dadas a la diversidad pasan por, en primer lugar reconocerla y después hacer lo posible para facilitar el éxito académico de todos los estudiantes,promoviendo la participación y el espíritu crítico, facilitando la interacción entre personas diversas y atender preferentemente a la calidad de esta. Debemos crear en la escuela espacios de convivencia iguales para tod@s y eso cuando tod@s no partimos del mismo «lugar» es un importante trabajo que requiere reflexión, información y trabajo colaborativo y multidisciplinar. Perdon por la extensión, tengo muchas cosas de EpC bajadas de Internet y estaría bien hacerles un apartado, se lo mando a Monica, hay un rela to de un profesor que puede ser una buena respuesta a esta señora. Jordi gracias por cambiar el formato que aquellas letras eran ilegibles. Txoni.

  2. 15 junio 2008 a las 11:18 am

    Hola Jordi, gracias por el texto, a mí, cuando menos me hizo meditar y éso es de agradecer. Es cierto que antes y voy a ponerlo entre comillas «había algún/a profe que abusaba de sus discípul@s» pero tambien es cierto que de aquella y de ésta, son l@s alumn@s quienes tambien lo hacen. Creo que por ambas partes se tienen derechos y obligaciones, tanto en el caso del alumnado como del profesorado. Como todas las personas, yo tambien fui niña y recuerdo a profes «abusones» pero tambien recuerdo a otros/as con mucho cariño. Había mucho profesorado que seguía el sistema tradicional pero había los/as que no lo seguían y se recuerdan con cariño. En parte estoy de acuerdo con lo que se dice en el texto aunque tambien en parte creo que es interesante seguir aprendiendo siempre, en mi caso, mucha parte de ese aprendizaje me la dan los/as enanos/as con los que trabajo y otra parte la consigo con cursos que me roban muuuuuuuuuuuuuuucho tiempo pero por desgracia, en la sociedad actual, o avanzas o te quedas atrás.
    Creo que sería importante aprender a valorar más el tiempo y agobiarnos menos con otras cosas, por ejemplo, para mí, este año, estudiar en la uned terminó convirtiéndose en una carrera cronometrada en la que me limito a estudiar para sacar las asignaturas (al menos en este semestre fue así, disfruté más de los estudios en el primero). Tenemos que aprender a valorar más el tiempo, a disfrutarlo. Ya sabes, recien acabamos los estudios y vuelvo a no tener tiempo apenas por «reciclarme» haciendo cursos.
    Txoni, correo recibido, en cuanto saque hueco voy subiendo cosas, que tengo unos cuantos archivos atrasados en mi correo,un beso

  3. 15 junio 2008 a las 12:03 pm

    Colgué este texto pq a mí me gustan las cosas sencillas. Y estoy hasta el moño de nombres nuevos para cosas que han existido toda la vida y sobre todo sobre todo estoy más que harto de ver cómo se pierde el tiempo, se falsean las cosas y nos estupidizamos todos tratando de atender a lo políticamente correcto.
    Aprender cosas nuevas está superbién, rellenar nuevos formularios para los mismo de antes es una pérdida de tiempo.

  4. BLU
    15 junio 2008 a las 3:03 pm

    El naranja es un color genial, me gusta Jordi, aunque como no podía ser de otra forma, mi favorito es el verde ( pobre verde, que poco éxito tienes). Siempre me han gustado las cosas que a la gente le gustan en menor medida, así que siempre he sido «rara» en la escuela y me alegro mucho de que así haya sido, aunque eso exige un precio. No todos caen bien y se les trata con cariño como a Manolillo.

    La sencillez a la que alude Jordi, es práctica cuando está bien fundamentada, pero esa misma sencillez, evita que se desatienda a multiples factores que también se dan en las situaciones a las que esa sencillez es aplicada. El caso de esta maestra, a mi modo de ver atiende a una situación en la que no había tanta información( que en ocasiones es beneficiosa y en otra escudo para perdernos por las ramas) y las cosas se atendían simplificando en la medida que se veían simples los posibles problemas. Cierto que a Manolillo le tratarían hoy en día como un enemigo público y ¿acaso no da el perfil? a su comportamiento, habrá quien le de justificación: es un hombre del campo, cuya función es cuidar de sus ovejas y poco contacto necesita de los demás, defiende lo suyo, es solo eso. Su comportamiento se reduce a mínimos principios de individualidad. Hoy en día ya no hay tantos pastores y la gente «tiene» que convivir con la gente. Lo de los Hare, antes se veían curiosos e incluso en lugar de discriminarlos, era posible que fuera lo más ser amigos suyos. Hoy la inmigración, las distintas religiones o pensamientos, no son tan simples, incluyen muchas connotaciones que dan otra visión ( inmigración= menos trabajo para los españoles, + delincuencia, Islam= guerra santa, Bin Laden) quiero decir que los tiempos cambian y hay cosas que debemos traer del pasado porque serán beneficiosas, pero adaptadas al tiempo en las que queremos instaurarlas. Mi opinión, ni perderse en formalismos ni actuar en la superficie.

  5. 15 junio 2008 a las 3:24 pm

    BLU cuando nos cansemos de ver el tema en naranja va en verde. Eso está hecho.
    Estoy de acuerdo contigo y con cualquiera que piense que debemos educar para convivir y para hacerlo en la diversidad.
    Pero nos perdemos tantas veces en formulismos y tantas veces jugamos con las palabras para distraernos y escondernos de la verdadera realidad, que mi tendencia es siempre buscar la raíz de las cosas y irme para allá. No me interesa ni lo accesorio ni lo superfluo. Tampoco la burocracia ni el exceso del tipo leyes para todo…

  6. Angeles.
    15 junio 2008 a las 4:23 pm

    Gracias, Jordi, por haber colocado ese texto en el blog. Si os hace meditar ya ha servido para mucho. Ese era mi objetivo.
    Ese texto es una crónica de mi experiencia en una escuela.
    Posteriormente he desarrollado diversos trabajos en diferentes puestos de la Administración Educativa: En unos como Profesora de Pedagogía Terapeutica, Orientadora en otros y !hasta Asesora de un CPR! donde, entre otros cometidos, llevaba programas de Interculturalidad y Coeducación y siempre he tratado con el mismo cariño y respeto a todos mis alumnos.

    Saludos para todos y !seguid aprendiendo y meditando!

    Mª Angeles de la Torre Quesada

  7. txoni
    15 junio 2008 a las 4:59 pm

    Yo creo que educar es sobre todo aplicarse al cultivo de uno mismo junto al otro porque lo que nos personaliza y madura es la proximidad y el trato con personas solidas y estables y nunca debemos dejar de cuestionarnos las cosas porque la vida, como dice Blu, cambia y nosotros también con ella y nos anquilosamos. Enrique Martinez Reguera es un pedagogo madrileño muy comprometido, y aunque sus libros son reveladores desde los títulos: «Cachorros de nadie», «Cuando los políticos mecen la cuna», «Tiempo de coraje» o «Pedagogía para mal educados», se pregunta que porque nos obcecamos en que educar siempre haya de consistir en actuar sobre el otro y no sobre uno mismo; si no fuera por la natural tendencia que tenemos a imitar cada uno debería inventarse su propio sistema de vida y código de costumbres y resultaría agotador. Mostremonos a los ojos de los niños tal y como somos y signifiquemosles valores que les sean accesibles y les den satisfacción. Seguramente este es el sentido común que tu dices Jordi pero no creo que sea una cualidad innata de los profesores o educadores sino que debemos cultivarla, claro si todo se queda en formalismos vacios esta es la peor de las hipocresías. Txoni

  8. 15 junio 2008 a las 5:36 pm

    Angeles, en mi caso, cumplió su objetivo, porque me hizo pararme a pensar qué es lo que quiero, cómo lo quiero y si soy capaz de hacerlo, así que, gracias. Acabo de descubrir que quiero seguir siendo yo misma, y éso es descubrir mucho.

  9. 16 junio 2008 a las 3:13 am

    Hola, Mª Ángeles. Gracias por pasarte por aquí. Y sobre todo por escribir estos artículos desde tu experiencia que consiguen conectar.

    Txoni. Yo creo que todo@s somos educadores. Y no nosotros, que estamos estudiando. Cada ser humano educa (o mal-educa). Tener conciencia de ello me lleva a asumir mi responsabilidad y, hasta cierto punto, a ser espejo de otros… y a mirarme en otros como espejo.

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